Nuestro acompañamiento continuo a asociaciones de campesinos y reincorporados en territorios de alta complejidad, nos ha mostrado la necesidad de generar conexiones más fuertes entre las diversas empresas comerciales y sociales que conviven en estas zonas. Ante la complejidad de los conflictos, buscamos soluciones más integrales y con mayor cobertura territorial para hacer viables alternativas de trabajo, comercialización y desarrollo por fuera de los escenarios violentos.
Así nacen las Redes de Paz, escenarios de colaboración con alcance territorial donde productores campesinos, reincorporados, asociaciones de mujeres ex-cultivadoras de coca y emprendedores del campo se juntan para co-crear estrategias de transformación de los conflictos en sus territorios, aumentando la productividad de sus proyectos agropecuarios y estableciendo canales de comercialización con diferentes alcances.
El enfoque territorial de las redes busca generar una sinergia entre las diferentes iniciativas y capacidades que co-existen en una misma zona. Esta búsqueda de puntos de encuentro, sumada a estrategias propias de economías solidarias, extienden los alcances de las Redes de Paz más allá de cada organización o emprendimiento, contribuyendo a la construcción de lazos de confianza y solidaridad en territorios extensos que han sufrido décadas de conflicto armado.
Dos elementos son comunes a las Redes de Paz: una cultura de la conservación ambiental y el empoderamiento de las mujeres. Para ello, integran el trabajo de asociaciones con vocación agrícola en las que se fortalecen proyectos de bajo impacto en los ecosistemas y prácticas ambientalmente sostenibles. En cada proceso, las mujeres cumplen un rol fundamental para cohesionar a las comunidades que deciden sumarse, destacándose en posiciones de liderazgo, mediación y diseño de propuestas productivas.