En medio del ejercicio de aprendizaje de la ERA de Miranda, los miembros del equipo del Programa PASO Colombia descubrieron que la disposición al trabajo conjunto entre los campesinos y excombatientes, así como su interés por participar del proceso formativo, vino también del hecho de sentirse reconocidos en sus conocimientos previos. Además, los participantes han sido tratados de manera desaprensiva, es decir, excombatientes y campesinos han sido recibidos en el espacio de la ERA sin mediación de juicios ni valoraciones ideológicas sobre sus trayectorias previas.
Por una parte, los excombatientes querían mantener un vínculo de trabajo asociativo en su apuesta por la reincorporación económica colectiva contemplada en el Acuerdo de Paz. Además, el trabajo en el campo debía orientarse desde principios coherentes como la agricultura ecológica, la producción de alimentos y el fomento del desarrollo rural con economía campesina. Sin embargo, ¡nadie sabía muy bien qué hacer concretamente!
Estas premisas definieron un horizonte, pero no indicaban una ruta clara para saber concretamente: ¿Cómo poner a producir una tierra que estaba llena de maleza, que tenía aceite de motor en parte de su terreno y con un suelo agotado por la producción de caña y el uso abundante de agroquímicos como el glifosato?
Como resultado, a partir del ensayo y el error, cada día se consolida la idea de “Aprender haciendo”. El acercamiento entre las personas debido al esfuerzo que implica el trabajo del agro y la necesidad de resolver diversos problemas que surgen con cada proyecto, ha puesto a prueba los objetivos definidos como horizonte común. En la cotidianidad, excombatientes y campesinos han buscado soluciones para seguir avanzando en los proyectos que se han posibilitado gracias a la ERA, y han encontrado consensos y nuevos recursos para superar las dificultades de trabajar en esta tierra.